Pero alcanzar esta merecida fama no es fácil. Pago de los Capellanes cuida su tierra con manejos tradicionales y viticultura de precisión personalizando los trabajos de cada parcela para dar respuesta a su diversidad. Los suelos están compuestos de arcilla, grava y arena, lo que aporta un drenaje natural al terruño, y marcada estructura y mineralidad al vino. El clima de la zona tiene un gran contraste de temperatura de 20 grados entre el día y la noche favorece la maduración de los racimos, potencia su grado alcohólico, el color y los taninos, además de ayudar a mantener una acidez muy equilibrada.